LIBRES, HIJOS DE LA VIDA
Hoy en día está muy de moda escuchar hablar a muchos intelectuales decir que no es bueno traer a este desastroso mundo a un hijo. Pues dejenme dar mi punto de vista al respecto: el mundo es así y no cambiará desde que es este mundo así creado. Las hecatombes, los cataclismos naturales y demás purgas que el mismo mundo usa para su propia regulación son tan antiguos como necesarios a los mortales que en el habitamos, así que no hay nada nuevo bajo el sol.
La novedad que les puedo anticipar es que si hay grupos muy mal intencionados que desean manipularnos con miedo y hacernos creer que traer un hijo al mundo es el acto más sádico y egoista que pueda existir. Lamento por ellos que piensen de esta nanera y quizás sea porque son ellos los eqoistas que no quieren asumir el hermoso acto de tener y educar un hijo, que ciertamente no es nada fácil, pero que a decir verdad es la experiencia y vivencia mas bella y completa que puede llenar a una persona haciéndola sentir un ser humano satisfecho y realizado.
Nuestros hijos no son nuestros, son hijos de la vida. Ellos no pidieron venir a este mundo, pero están aquí y eso es algo muy bello pero debemos ser muy cuidadosos pues muchas personas creen que a un hijo se lo cría y disculpenme pero están muy equivocados: pues criar se cría un pavo, un lechon, un animal sea cual fuere; a un hijo se lo "educa" y más aún se le traspasa todo lo genéticamente hablando, o sea la historia, las formas y maneras de como historicamente se es y de donde venimos. Es importantísimo darse cuenta que la tarea no termina nunca, que debemos educarlos a conciencia para que ellos aprendan y sean "LIBRES" en la etimología de lo que este adjetivo y sustantivo significan. Enseñarles a ser libres es mostrarles el camino de la vida para que aprendan a transitarlo solos, advirtiéndole de lo malo y lo bueno que habrá en éste sin ataduras ni dependencias y teniendo el criterio de elegir lo que mejor les convenga. Uno como padre debe asumir el rol de lámpara como ese objeto que portarán a su propio deseo la luz que ellos consideren más apropiadamente. Entiéndase bien debemos ser lámpara, no luz que en muchos casos los incandile hasta enceguecerlos. Seremos ese instrumento en sus manos que ellos decidirán cuando mejor lo necesiten según su criterio sin ni gún tipo de interferencia, o sea que ellos lo prenderán o apagarán cuando mejor les parezca. Así serán en el mañana personas "LIBRES y FELICES".
Martín C. Drot de Gourville Chazarène ©
10-03-2019
La novedad que les puedo anticipar es que si hay grupos muy mal intencionados que desean manipularnos con miedo y hacernos creer que traer un hijo al mundo es el acto más sádico y egoista que pueda existir. Lamento por ellos que piensen de esta nanera y quizás sea porque son ellos los eqoistas que no quieren asumir el hermoso acto de tener y educar un hijo, que ciertamente no es nada fácil, pero que a decir verdad es la experiencia y vivencia mas bella y completa que puede llenar a una persona haciéndola sentir un ser humano satisfecho y realizado.
Nuestros hijos no son nuestros, son hijos de la vida. Ellos no pidieron venir a este mundo, pero están aquí y eso es algo muy bello pero debemos ser muy cuidadosos pues muchas personas creen que a un hijo se lo cría y disculpenme pero están muy equivocados: pues criar se cría un pavo, un lechon, un animal sea cual fuere; a un hijo se lo "educa" y más aún se le traspasa todo lo genéticamente hablando, o sea la historia, las formas y maneras de como historicamente se es y de donde venimos. Es importantísimo darse cuenta que la tarea no termina nunca, que debemos educarlos a conciencia para que ellos aprendan y sean "LIBRES" en la etimología de lo que este adjetivo y sustantivo significan. Enseñarles a ser libres es mostrarles el camino de la vida para que aprendan a transitarlo solos, advirtiéndole de lo malo y lo bueno que habrá en éste sin ataduras ni dependencias y teniendo el criterio de elegir lo que mejor les convenga. Uno como padre debe asumir el rol de lámpara como ese objeto que portarán a su propio deseo la luz que ellos consideren más apropiadamente. Entiéndase bien debemos ser lámpara, no luz que en muchos casos los incandile hasta enceguecerlos. Seremos ese instrumento en sus manos que ellos decidirán cuando mejor lo necesiten según su criterio sin ni gún tipo de interferencia, o sea que ellos lo prenderán o apagarán cuando mejor les parezca. Así serán en el mañana personas "LIBRES y FELICES".
Martín C. Drot de Gourville Chazarène ©
10-03-2019
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