Cuando nos convertimos en el "Chico del barrio" o en el "Hincha del Club" o simplemente en el "Che, argentino" o en el "Vale, español" nos estamos poniendo una camiseta equivocada. Convertimos aquello que nos rodea, en lo que nos da una identidad y olvidamos que somos habitantes de un planeta en general, no solo de un sitio. Adquirimos ese don de pertenencia por costumbre y habito, la misma esquina, el mismo bar, el mismo almacén, la misma rutina de siempre nos hace creer que aquello es nuestro y allí es que perdemos la capacidad pluritaria de aceptar las otras ideas o conceptos como buenos, solo creemos que ese sitio, al cual lo identificamos como nuestro, con un fuerte acento de pertenencia, es el mejor; entonces allí automáticamente no podemos ver las maravillas que nos rodean y tampoco aceptar los otros conceptos como válidos, o sea que el árbol no nos deja ver el bosque. Debemos actuar, pensar y ser personas con un amplio poder de capt...